lunes, 17 de abril de 2017

LUCA

¿Hay algo más punk que contestarle a alguien que te pregunta: «¿por qué te pelaste?» Responderle: «¿Yo? Por el asco que da tu sociedad»

¿Hay alguna confesión más honesta que decir: «no tengas miedo, no. Me pelé por mi trabajo. Los anteojos son para el sol y para la gente que me da asco»?

¿Existe mejor definición para la juventud que llamarla «divino tesoro»?

Luca Prodan lo hizo.
Y de una manera única.
Con esa combinación de sensibilidad, de extrema  lucidez y genialidad que plasmó, a través de sus canciones, en su voz, en su manera cantar, purificando algo de la contaminación propia de toda sociedad.
Para hacer, como todo genio, algo nuevo,  original, distinto del resto.
Porque como hubo un solo Mozart, un solo Piazzolla, y la lista podría continuar, también hubo un solo Luca.
Por suerte hubo un Luca.
Analizar y describir a Sumo no es lo que me interesa ahora. 
Tal vez solo quiero tener presente porqué sí a una banda que fue increíble, y qué existió gracias a este tipo que emigró desde Europa hacia Buenos Aires, trajo un bagaje musical hasta entonces inexplorado por nosotros y por su supuesto toda su energía y genialidad.

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